domingo, 2 de febrero de 2014

Algún día tenía que volver.

Sentí la necesidad de escribir algo.
Otra vez.
Es raro. Más aún volver a hacerlo justamente acá, después de pasar casi 3 años juntando polvo.
Es increíble lo distintas que están las cosas a lo que eran antes. Resulta inclusive tragicómico pensar en como nada es como yo lo planeé en su momento. A veces, las vueltas de la vida nos traen cosas muy interesantes, como las que me pasaron estos tres años.
Tres años en los que tal vez, me haya estancado en algunos aspectos, pero progresé mucho en otros.

Comencé dos carreras, las dejé a las dos, una por haberme dado cuenta de que al finalizarla no podría ejercer sin unirme a una fuerza armada o de seguridad, y no tenía la más mínima intención de hacerlo; la otra, porque evidentemente, no estoy hecho para las ciencias sociales. Necesito guiar mi vida axiomáticamente, me resulta más sencillo y cómodo. No me gustaría pasar toda una carrera basándome sólo en investigaciones subjetivas y en las que predomina la corrección política. No es lo mío. Actualmente estoy en un limbo horrible, tratando de decidir qué es lo que voy a hacer. Terminé la secundaria con 17 años y en poco más de dos meses cumplo 21, ya va siendo hora de encaminarme con estas cuestiones y encontrar qué es lo que quiero hacer de mi vida. Espero poder resolverlo y el próximo cuatrimestre inscribirme en alguna carrera que me guste. Pero que me guste de verdad y vea probabilidades de éxito personal en la misma.
No pido ser el mejor en lo que haga, sólo pido disfrutarlo y superarme a mí mismo con mis propias pequeñas metas personales.

Una de mis más grandes falencias personales a lo largo de estos tres años y medio, tuvieron mucho que ver con mi salud. Me dejé estar, lo reconozco, tanto física como mentalmente. Dejé gestar dentro mío una depresión enorme que me alejó de todo lo que era yo. Y eso, sumado a una relación enfermiza que me consumió durante casi dos años hizo estragos en mi psiquis. Me cambió totalmente... Hubo un tiempo en el que fui totalmente agresivo con todo y todos, y dónde no tenía motivación para nada más que estar echado en el sofá tomando cerveza o vino durante todo el día. Sin mayores planes para mi vida que ver qué iba a comer a la noche. Era un despojo de lo que realmente soy, mi vida era una anomia y una abulia totales.
Durante mucho tiempo viví mi vida como se me presentaba, día a día, sin pensar en nada más allá del mañana. Hacía lo que me decían para no tener que molestarme en discutir por las cosas, y perdí interés en absolutamente todo lo que hacía, la música, los deportes, el cuidado de mi salud y mi físico, el cuidado de muchas de mis relaciones. Me volví completamente ciclotímico, había momentos en los que todo me molestaba y momentos en los que era sumamente feliz por la nada misma. Todo esto hizo mella en mí, me fue comiendo de a poco, hasta que finalmente pude decidirme a buscar ayuda psiquiátrica. Pero una vez que me mencionaron la necesidad de un medicamento, me asusté y huí. Volví a los dos o tres meses y acepté que necesitaba probar con algún antidepresivo para parar todo, pero no aceptaba además de la ayuda del medicamento, la necesidad de hacer terapia. No quería volver a hacer psicoterapia normal, ya había probado durante años y no me había dado ningún tipo de resultados. Cuando acepté, me atendió una psicóloga cognitiva conductual, y realmente me gustó su método de trabajo, y puedo decir que entre ella y la medicación me ayudaron muchísimo a salir adelante y cambiar para bien, para volver a ser el mismo que era antes.

Algo que mencioné en el párrafo anterior fue "una relación enfermiza". Casi dos años en los que di todo por alguien, en los que me enfrenté a todo y todos por alguien, incluso me enfrenté fuertemente con mi propia madre. No me arrepiento de haber dado todo por lo que creía, pero fue muy tarde cuando me dí cuenta de que... lo que yo creía ser amor de la otra parte, era algo distinto. Yo amé, amé muchísimo a esta chica, con todas las fuerzas de las que era capaz de sentir. Pero a cambio, obtuve alguien que nunca pudo realmente escuchar mis penas y mis pesares, alguien que cercenaba mis relaciones con el resto de mis círculos sociales por pura envidia, alguien que "me quería sólo para ella". Alguien que, en definitiva no me amaba y sólo me veía como algo de su propiedad. Que no podía aceptar que parte de mis penas pasaran por cosas sin relación a ella, que no supo entender mi necesidad de estar bien para mantener mejor la relación. Alguien que en definitiva, no enriqueció mi vida de la forma en que una pareja debe hacerlo y buscaba por todos los medios atarme a ella de la forma más vil que una mujer puede hacerlo; buscando deliberadamente quedar embarazada de mi, a sabiendas de que yo no quería saber nada con el tema todavía, por ser muy jóvenes los dos. Cuando abrí los ojos y quise alejarme, al poco tiempo me di cuenta de que lo que extrañaba era lo que yo creía ser su "compañía", que no era realmente tal, era solamente tener con quien hablar sobre cosas totalmente triviales a diario. Cuando pude cortar por completo el lazo que me unía a ella fui gradualmente recuperando partes de mi que creía perdidas, gracias a esta nueva sensación de "libertad", ya que podía hablar con quien quisiera y disfrutar de un momento con quien quisiera sin tener que enfrentarme luego a un exhaustivo interrogatorio de quién era quién y por qué estaba con quién y qué hacía. Para terminar siempre con un "yo no te alcanzo" o cosas por el estilo. Pude separarme de alguien que jamás quiso relacionarse en lo más mínimo con mi entorno y sólo se interesó por alejarme de él. Me alegro por los lindos momentos que viví, porque los disfruté a todos al máximo, pero no era sano seguir en ese tren. Me hizo muy bien poder terminar la relación, por más sólo que me sintiese después.

Pero ya basta de cosas tristes y errores de mi vida.
En dos semanas van a cumplirse dos años de que empecé a trabajar en relación de dependencia. Al principio no fue nada fácil acostumbrarme, hell, hasta hace poco era  todo puros problemas. Pero tenía todo que ver con mi actitud, y lo mal que estaba yo internamente, ahora que estoy mejor he mejorado bastante mi imagen y mi relación con mis superiores. Todo esta mejor.
Aprendí muchísimo con el trabajo, conocí muchos lugares, mucha gente, distintas formas de hacer las cosas, distintas historias personales, y me adentré en el mundo de los organismos oficiales del país. Es curioso, pasan tantas cosas de las que nadie siquiera se da cuenta....
Pero lo mejor de tener un trabajo, de tener una obligación que cumplir todos los días, fue que me hizo crecer como persona, ver las cosas de una forma distinta y empezar, de a poco a ser más racional.
Aprendí lo que es deber plata y sacrificarse para pagar, aprendí el valor de sacrificarse para conseguir algo, aprendí que realmente no soy el mejor en todo como creía en la secundaria, que en el mundo externo no todos me van a ver por lo que soy sino por mi rendimiento en cosas que para mi no tienen el más mínimo sentido, aprendí que en la vida hay que ser humilde, que confrontar no es inteligente, que siempre las cosas pueden verse desde otro punto de vista y mejorar, aprendí a realizar distintas tareas, vi con mis propios ojos que las cosas muchas veces no son justas, que el sacrificio que uno realiza no siempre se condice con la recompensa que recibe, y que hay que aguantar con cara de poker durante el tiempo necesario hasta que el viento se torne a nuestro favor. En definitiva, tener un trabajo ayudó a que madurara un poco y sea cada día un poco más hombre y menos niño.

Otro punto a favor es que volví a interesarme por aprender un idioma, y lo que es mejor, lo estoy pagando de mi bolsillo con mi propio esfuerzo y dando todo de mi por ir mejor y mejor en él.
Por fin me decidí a estudiar japonés, algo que me debía a mi mismo desde los 14 años. Disfruto muchísimo de aprender algo que realmente me gusta y me ayuda a comprender más las cosas que me gustan y me entretienen tanto. Me motiva mucho aprender esto y saber cada día más y más. Es realmente una lástima que acá no exista una carrera de traductorado o interpretariado del idioma japonés, porque claramente me encantaría dedicarme a eso una vez que domine el idioma.

Y finalmente, después de pasar por todo lo que pasé, recuperé mis ganas de progresar, me quedan algunos puntos por pulir, pero ya sé qué hacer este cuatrimestre que no voy a cursar y voy a tratar de ocuparme más de mi salud física y alejar mi peso de la zona peligrosa en la que se encuentra.
Quiero aprovechar para volver a nadar, que es algo que realmente me gusta y apasiona además de que me conecta con mi mismo. Amo estar en el agua, me da paz, me tranquiliza saber que en ese momento no existe nada más en el mundo que el agua y yo. Y los metros que me separan de la otra orilla.
Quiero utilizar este tiempo para finalmente aprender a manejar, ya averigüe donde y sólo queda llamar para hacer el curso y comenzar las clases. Quiero tener la independencia de movilizarme como yo quiera sin depender del tan nefasto transporte público argentino.
Y volví, de a poco, a tocar el bajo y a utilizar las consolas de sonido.
Algo que muy internamente me reconecta con mi papá, y me hace muy feliz poder hacer lo que el me enseñó con tanto esfuerzo y algo que compartimos durante tanto tiempo.
Heredé esto de él y quiero usarlo, quiero volver a sentirme como cuando trabajábamos juntos toda la noche haciendo sonido juntos, donde presentábamos un show en el que todos la pasaban bien. Era algo mágico.
Algo que realmente extraño. Pero que aún no me animo a hacer solo...

La verdad, si pude crecer lo que crecí este tiempo, no fue sólo gracias a mi esfuerzo y lo que conté. En gran parte se lo debo a mis amigos, a los que me acompañaron siempre y se dieron cuenta de las cosas que me pasaban, pero jamás hicieron mención para no incomodarme y me acompañaron silenciosamente durante todo el trayecto A los que estuvieron un tiempo y se fueron y a los que se fueron sumando en este tiempo y me alegraron un poco más la vida. Y gracias, gracias eternas a mi familia, que aguantó mis caprichos, mis obsesiones, mis errores, mis fallas, mis discusiones, mis insolencias y mi sufrimiento. Casi siempre llevándome la contra, pero yo sé que lo hacían por mi bien. Gracias por todo a todos. Sé que prácticamente nadie va  a leer esto, pero necesitaba de alguna forma dejarlo por escrito.


Hasta la próxima.


No hay comentarios:

Publicar un comentario