An animal who gets used to everything

Otra vez, lo que tiene entretenida a mi mente es el cambio.
¿Cómo puede ser que aunque mi situación cambie tan radicalmente, yo siga así, como si nada hubiese pasado?.
Sin manifestar ningún tipo de desacuerdo ni nada por el estilo, sólo dejando las cosas.... pasar.
No es la primera vez que me pasa.
Cuando creía que algo sería así toda mi vida, y por una sucesión de hechos, cambia totalmente yo sigo así, como si nada.
Por más que ésa cosa haya sido lo que yo creía que era fundamental en la vida.
Va desde cosas tan importantes para el ser humano como la religión o la filosofía, como a cosas tan volátiles como los sentimientos.

Recuerdo mi más tierna infancia, bendiciendo todas las noches las comidas. Si no lo hacía, no comía. Y aquí estoy ahora, negando la existencia de uno o varios dioses. Simplemente porque no me convence, porque no creo que realmente exista uno. Y porque tampoco creo en ninguna institución religiosa, y mucho menos en sus normas.
Probablemente mi negativa a la existencia de un dios, provenga de que no creo en la existencia de un alma, y por consiguiente de una vida más allá de la muerte.

Pero, a no desviarnos del tema.
Como dije, los cambios son radicales. En mi vida nunca hay puntos medios. Tiene sus pros y sus contras. Más contras que pros, pero así es como soy yo.
Las cosas cambian. Yo cambio. Simplemente me acomodo a la situación, me adapto al ambiente y sigo con el curso de mi vida.
Tal vez en un principio resulte traumático. Pero a las pocas semanas, me acostumbro, y continúo con lo mío.
Me acostumbro.
A la pérdida.
Al desengaño.
Al desamor.
A todo.
Tanto a lo bueno como lo malo.
Pero aún así, por más acostumbrado que esté, suelo esforzarme en ver las cosas buenas de aquello a lo que me he acostumbrado.

Así, por la vida de uno pasan amigos, amores, compañeros, situaciones, recuerdos, identificaciones con algo, modas, gustos, instituciones, locaciones, y una larga lista de etcéteras.
Pero, al acostumbrarme, a la situación actual, y a la negativa propia de no volver la vista por sobre mi hombro, todas esas cosas corren el riesgo de caer en el olvido.


Cosa, que, indefectiblemente, todas harán.